Imagina un desayuno en casa, un domingo cualquiera, cuando la luz entra suave por la ventana y el café humea sobre la mesa. Imagina abrir el horno y que la cocina entera huela a mantequilla, a masa dulce, a hogar. Imagina que esos bollitos que acabas de sacar no han visto ni una pizca de levadura comercial, sino que han crecido despacito, como lo bueno. Porque sí: están hechos solo con masa madre.
Estos panecillos tipo brioche son tiernos, esponjosos, casi como un abrazo que se come. Perfectos para untar con mermelada, acompañar una tabla de quesos o simplemente disfrutar solos, uno tras otro, sin necesidad de excusas. No son complicados de hacer, solo exigen dos cosas: buenos ingredientes y paciencia. Y te aseguro que lo que te devuelven lo compensa con creces.
¿Quieres que tus mañanas huelan a pan recién hecho y tus meriendas tengan algo de magia? Entonces prepara esta receta. Pero cuidado: desaparecen misteriosamente en cuanto se enfrían.
Si quieres ir directo al grano recuerda que aquí tienes la receta resumida.
Ingredientes (para 24 bollitos)
- 600 g de harina de repostería (y un poco más para espolvorear)
- 100 g de masa madre activa (hidratación 100%)
- 50 g de azúcar
- 2 pellizcos de sal
- 325 g de leche a temperatura ambiente
- 65 g de mantequilla (y algo más para engrasar y pincelar)
- 2 huevos (uno para la masa y otro para pincelar)
Equipamiento recomendado
- Bol grande para mezclar y fermentar
- Rasqueta de panadero para dividir la masa cómodamente
- Bandeja de horno o recipiente con bordes
- Brocha de cocina para pincelar
Preparación paso a paso
1. Mezcla la masa
En un bol grande, mezcla 550 g de harina, la masa madre, el azúcar, la leche, la mantequilla derretida y 1 huevo. Remueve hasta integrar.
Añade los 50 g restantes de harina y la sal. Amasa unos 8–10 minutos a mano o 5 minutos con amasadora hasta obtener una masa suave y elástica.
2. Primera fermentación
Cubre el bol con un paño limpio y deja reposar la masa hasta que doble su volumen. Puede tardar de 4 a 6 horas, según la temperatura ambiente.
Si prefieres un sabor más desarrollado, guarda la masa en la nevera toda la noche y continúa al día siguiente.
3. Forma los bollitos
Vuelca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada. Divide en 24 porciones iguales. Forma bolitas bien tensas y colócalas en una bandeja de horno previamente engrasada, dejando algo de espacio entre ellas.
4. Segunda fermentación
Cubre con un paño y deja levar de nuevo durante 1–2 horas, hasta que los bollitos casi doblen su tamaño.
5. Hora de hornear
Precalienta el horno a 180 °C. Bate el huevo restante y pincela la superficie de los bollitos con suavidad.
Hornea durante 15–18 minutos, hasta que estén dorados y al golpear su base suenen huecos.
6. Toque final: mantequilla fundida
Nada más salir del horno, pincélalos con una cucharada de mantequilla derretida. Brillarán… y sabrán aún mejor.
Consejos para que salgan perfectos
✔ Fermentación lenta, sabor profundo: Si puedes, refrigera la masa por la noche.
✔ No sobre amasar: Busca una textura elástica pero sin calentar demasiado la masa.
✔ Espacio calculado en la bandeja: Si se tocan ligeramente, quedarán más tiernos.
✔ Pincelado doble: Para un dorado más uniforme, repite el pincelado con huevo justo antes de hornear.
Conservación y preparación anticipada
- A temperatura ambiente: en recipiente hermético, hasta 2 días.
- En la nevera: hasta 5 días, ideal recalentarlos antes de servir.
- Congelación: hasta 1 mes. Descongela a temperatura ambiente y dales un golpe de horno para revivirlos.
¿Te han entrado ganas de hornear ya?
Guarda esta receta y sígueme para más ideas con masa madre.
Spoiler: en esta casa, los bollitos desaparecen antes de que puedas decir “desayuno”.
Descubre más desde Masa de madre
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.